2009/05/27

Las Luciernagas...



Isondú fue el hombre más hermoso entre todos los guaraníes. El más alto, el más fuerte, el más hábil. Había que verlo disparando una flecha, remando en la canoa, bailando en las ceremonias de los payés (médico hechicero).

Cuando era chico, no había madre en su tevy (familia extensa de los guaraníes que configuraba una unidad social y ocupaba una única gran vivienda) que, al verlo reírse, no le hiciera una caricia y, cuando le llegó la hora del tembetá (amuleto guaraní que llevaban los hombres adultos. Consistía en un palito en forma de T que atravesaba el mentón) ya había muchas indiecitas que querían casarse con él. A todas les gustaban sus manos diestras, su mirada penetrante y su perfume a madera.

Junto con el amor que despertó en tantas muchachas, se despertó también la envidia de los hombres. Los que habían jugado con él sobre las hojas de palmera y más tarde en los claros o en el río ahora le tenían rabia. Por eso prepararon la emboscada.

A Isondú lo esperaron un atardecer. Temprano habían cavado el pozo en el camino y lo habían disimulado bien: ya se sabe que los guaraníes eran especialistas en cazar con trampas, y esta ya estaba lista. Después se sentaron a esperar, y a tomarse la chicha de maíz que habían llevado.

Isondú volvía de la aldea vecina, donde tenía parientes. Venía solo, pensando en una chica que había conocido allí, la única muchacha que estaba seguro de poder querer. Sin duda pronto se casaría con ella, ya se la imaginaba junto a él, con el cuerpo adornado con pinturas y una flor - la orquídea más hermosa que él pudiera encontrar - en su largo pelo negro. Contento y cansado iba por los caminos de la selva, espantándose los mosquitos de tanto en tanto. A él, tan grande y fuerte, se lo veía pqueño al lado de los árboles inmensos.

Cuando faltaba poco para llegar a su aldea, empezó a escuchar las risas y los gritos de sus enemigos. Pero no se inquietó, porque era joven, no le tenía miedo a nada y había sido siempre demasiado dichoso como para suponer que se acercaba la desgracia. Cuando escucharon sus pasos, los otros se quedaron callados. De pronto, Isondú tropezó entre unas lianas y cayó en el pozo.

Los otros salieron enseguida de sus escondites y empezaron a reírse y a burlarse de él:

- ¡Isondú! ¡Isondú! ¡Te cazamos como a un tapir!

- A ver, ¿de qué te sirve ahora ser tan valiente?

- ¡Isondú! ¡Ahí va un anzuelo para que muerdas! ¿O querés que llamemos a tu mamita para que te salve?

Y mientras tanto le tiraban palitos, frutos y unas bolitas de arcilla dura con las que cazaban ratones y los pájaros.

Isondú les gritaba:

- Pero, ¿qué hacen? ¿qué les pasa? ¿qué les hice yo, cobardes? - Y desde abajo les devolvía los proyectiles.

Uno de los agresores le contestó:

j- Ya vas a ver si somos cobardes. - Y agarró su maza y le pegó a Isondú en un hombro, en la cabeza, en la espalda... Los demás se envalentonaron y entre insultos hicieron lo propio: el cuerpo de Isondú se fue llenando de cardenales y de sangre, y allí quedó, acallado, caído sobre un costado en el fondo del pozo.

En la selva era casi de noche. Los asesinos seguían en el borde de la trampa, paralizados por el miedo. De pronto vieron confusamente que Isondú se movía, que su cuerpo tomaba de a poco la forma de un insecto y que en el lugar de cada herida se encendía una lucecita. Isondú agitó sus alas y salió volando: ya estaba libre.

Un momento después centenares de Isondúes se dispersaban en la selva, debajo del techo que forman allí los árboles, los helechos y las lianas, iluminando intermitentemente la noche guaraní. Muchos de estos insectos traspusieron los ríos, dejaron atrás la selva y se perdieron en el campo. En la Argentina, algunos le siguen diciendo "isondúes", otros los llaman "bichos de luz, otros "tuquitos" y otros luciérnagas. En las noches más oscuras vuelan a nuestro alrededor, y, cuando creemos que se han ido, se encienden otra vez unos metros más allá, como estrellas terrenales.

ustedes saben de dónde sale la frase : ya salio con un domingo siete?

Eranse una vez dos compadres, uno rico llamado Cosme y otro pobre llamado Beto; el pobre era tan pobre que a veces tenía que recurrir a la ayuda de su compadre; pero éste era bastante avaro y siempre le ponía miles de "peros" para no aflojarle ni un centavo.

Un día el pobre salió en busca de trabajo pues las necesidades eran muchas y los dinerillos pocos... pero esta vez salió con un rumbo distinto al de siempre.

- "Puede que me cambie la suerte" - pensó y se puso en marcha.

Anduvo hasta casi la oración (crepúsculo) y ya perdía las esperanzas cuando a lo lejos divisó un rancho....

Al llegar comprobó que estaba abandonado y decidió volverse antes de que anocheciera. De pronto sintió que venía gente. El susto lo hizo dar un salto y se escondió en un tirante del techo.

Eran unos paisanos que el nunca vio. Entraron en la casa, prendieron un fueguito y entre vino y vino comenzaron a cantar:

- Lunes y martes,
y miércoles tres,
jueves y viernes,
y sábado seis...

La reunión se iba animando cada vez más y se largaron a bailar, siempre con los mismos versos.

El pobre Beto se divertía de lo lindo pero con el pasar de las horas y siempre la misma canción se comenzó a aburrir entonces cuando los cantores llegaron a "sábado seis", el gritó:

- A las cuatro semanas
se ajusta el mes....!

Los hombres pararon de cantar; miraron al lugar desde donde salió la voz y dijeron: - Baje, amigo, ¿que hace allí?...

- Los oí llegar y me asusté.

- No se preocupe compadre, le estamos muy agradecido porque nos ayudó a alargar un poco nuestra canción - y en recompensa le dieron una gran cantidad de dinero en oro.

Al llegar a su casa pasao de contento, Beto le dijo a su mujer que fuera a los de Cosme a pedirle prestado una balanza para medir las onzas regaladas.

Cosme, intrigado por el pedido, untó un plato de la balanza con grasa con la intención de que un poco de lo que fuera pesado quedara en el plato. Al regresar el aparato, notó que en la grasa había polvo de oro y fue inmediatamente a lo de Beto y le preguntó:

- ¿De donde has sacado oro?

Mientras Beto le contaba, Cosme planeaba hacer lo mismo para ampliar sus arcas; y así lo hizo... fue al mismo rancho, se trepó en la misma viga y llegaron los gauchos cantores que prendieron fuego y descorcharon los vinitos y entonaron:

- Lunes y martes,
y miércoles tres,
jueves y viernes,
y sábado seis,
a las cuatro semanas
se ajusta el mes...

La repetición del canto empezó a impacientarlo y cuando llegaron a "sábado seis" pegó el grito:

-¡Falta domingo siete!

Los paisanos enardecidos bajaron a Cosme de la viga y en cuanto empezaron a propinarle una paliza, éste logro zafar y salió como alma que lleva el diablo.

La historia se propagó como un secreto a gritos y así cuando alguien dice algo inoportuno se exclama: "¡ya salió con un Domingo Siete!".

letra de "LA OMA"

La Oma es una mujer
de setenta y pico de años
vive en el norte chaqueño
cerquita de San Bernardo.

Tiene los ojos azules
como el agua de los mares
porque vino de muy lejos
y al rio le dio su sangre.

Hay que entrar por las picadas
para llegar a su rancho
de barro y apuntalao
con quebracho colorao
lleno de arboles el patio
y herramientos de trabajo
una volanta, un arao
y el paisaje del Chaco.
La Oma es feliz con poco
digamos mejor con nada
la Oma era rubia y se ve
que era linda alemana.

Que sola que esta la Oma
pero ella no piensa en nada
como pensar en la muerte
si la Oma es como un hada.

En su ranchito de barro
calienta a leña su pava
conversa con su lorito
que es con el unico que habla.

Hay que entrar por las picadas

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historia de nuestro folKlore.. LA OMA


Oma significa abuela en alemán, en nuestra Argentina sobre todo en la mesopotamia o en la región chaqueña, a todas las abuelas de procedencia o descendencia alemana, polaca, suiza, húngara o ucraniana, se las llama así. Pero, una mujer, quedó inmortalizada como “La Oma” gracias una afamada canción del folklore popular argentino.
Marta Hoffner, era brasileña, nació el 12 de octubre de 1907 y era la quinta hija de un matrimonio de alemanes, vivía en Santa Catalina un estado del sur de Brasil, fundado por alemanes y suizos. En ese lugar conoció a Armando Rabe, que había llegado desde Alemania a ese sitio junto a su familia, escapando de la guerra, en busca de paz y prosperidad. Pero para los Rabe la vida en Brasil fue difícil , por eso decidieron encaminarse al oeste, pasaron por Uruguayana, cruzaron el río Uruguay, anduvieron por Corrientes y continuaron con su trayecto, hasta que finalmente llegaron a Charata (San Bernardo) en la Provincia de Chaco, allí se establecieron y consiguieron buenos trabajos.
A pesar de todo lo bien que le iba, Armando Rabe, había dejado su amor, Marta Hoffner en Brasil. Ya habían pasado dos años desde la despedida y después de tanto tiempo volvieron a encontrarse, pues Marta, decidió emprender viaje hacía la tierra donde se encontraba Armando. Allí, en San Bernardo, se casaron y tuvieron tres hijos: Ana, Martín y Gerda.

Marta Hoffner de Rabe (La Oma) era muy trabajadora. Se dedicaba al cultivo de algodón y además realizaba todas las tareas del campo: sembró de todo, crío vacas, gallinas, aves de corral y chivos. En ese tiempo había muchas plagas, especialmente de langostas que devoraban todos los cultivos. Por eso para espantarlas hacían ruidos con latas y bolsas, porque no había venenos. Ella para transportarse usaba una volanta tirada por burros.
En la década del cincuenta, Armando decidió separarse de la “La Oma” y viajó a Buenos Aires junto a su hijo Martín. Las otras dos hijas, Ana y Gerda, se fueron del monte chaqueño. Ana tuvo como destino los Estados Unidos, mientras que Gerda consiguió trabajo como secretaria del doctor Esteban Alejandro Mauro (quien venía desde Mendoza a trabajar en Chaco). Gerda veía seguido a su madre Marta, pero igualmente “La Oma” pasaba gran parte de la semana sola en compañía de su entrañable amigo: el lorito “Pedro”.
En 1975, el mendocino Daniel Altamirano llegó a San Bernardo junto a su grupo “Los Altamirano” compuesto por él y por sus dos hermanos Julio y Mario. En Chaco fueron a visitar a su coprovinciano el doctor Esteban Mauro. En uno de sus viajes, el doctor Mauro, le pidió a “La Oma” que prepare un chivito para agasajar al grupo. Así el 25 de mayo de 1975, el doctor Mauro y “Los Altamirano” recorrieron cinco kilómetros, pasando por picadas bordeadas de árboles hasta que llegaronn al rancho de barro, apuntalado con quebracho colorado donde vivía “La Oma”.
Al regresar, Daniel Altamirano se sintió inspirado por la forma de vida de Marta y decidió componer un bello poema. Más tarde el compositor Pedro Favini (tucumano) integrante del Trío San Javier le añadió música con ritmo de chamamé y en el año 1977, el grupo “Los 4 de Córdoba” (integrado por Víctor Godoy, Héctor Pacheco, Eduardo Márquez y Américo Albornoz) estrenaron el tema, logrando un éxito rotundo y convirtiendo esta canción en una de las más populares del repertorio folklórico argentino.




2009/05/26

la viste.. vecino?

Hola estimado vecino.

¿Se fijó quien se mudó
entre su casa y la mía?
¿Se fijó en esta belleza,
que es la nueva vecina?

Yo la saludé ayer
y le di la bienvenida,
la cuadra se está llenando
de juventud y alegría.

¿Se fijó cómo sonríe,
cómo habla, cómo mira?
¿Se fijó cómo se mueve,
cuando para allá camina?

De bellas curvas perfectas,
de voz dulce y femenina
sus manos son de algodón,
su cintura es bien ceñida.

Hoy la miré en el patio,
cuando la ropa tendía,
usaba una minifalda
que bellas piernas lucía.

Cuando sale a hacer las compras
ella atrae por la vista,
cuando camina en la calle
le dicen palabras lindas.

¡Qué hermosa es la nueva vecina!
Tiene gracia y simpatía.
Ella sería para nosotros
buena amistad y compañía.

Oiga estimado vecino:
¿Qué pasa que usted no opina?
¿No vio quien se mudó ayer
entre su casa y la mía?

. . .

-"Conozco a la nueva vecina,
ella es mi adorada hermana
Ella es casada con hijos,
y su marido... es policía."

querer y amar-...




Querer y amar son cosas tan distintas, y aún sin embargo son tan confusas de distinguir una de la otra.
Creo que la vida no sería vida si supiéramos distinguirla, cuantas veces hemos luchado tanto por una persona pensando que estamos enamorados de ella, para al final cuando la tenemos en nuestras manos nos damos cuenta de que solo es un cariño enorme o un atractivo grandísimo.
Esa persona con la que queremos compartir el resto de nuestra vida llega a tu vida una sola vez, y a veces aunque no lo quieres aceptar te das cuenta que es imposible tratar de que pase por desapercibida de tu vida, ya que al verla tus ojos brillan más de lo normal, tu cara sonríe de tal manera que destellas un mundo lleno de amor; tu respiración suena tan lenta pero al mismo
tiempo te das cuenta que estas frente al amor de tu vida y sin embargo lo dejas ir por prejuicios o tradiciones tontas que no van a estar contigo en los momentos difíciles, en esos instantes que quisieras tener a esa persona especial para que te apoyara, para que con tan sólo una sonrisa arreglara tu mundo.No te confundas con querer y amar, porque esa persona a la que amas puede estar frente a ti, y puedes estar ciego, que la puedes estar dejando ir. No creas en que el destino te llevará a ella, tú haces tu destino y tú estás con la persona que quieres estar, si sientes que amas a alguien dícelo, no importa su respuesta, lucha por ella hasta que te sientas totalmente derrotado, nadie dijo que sería fácil, pero nada que lo sea vale la pena. No confundas un atractivo físico con ese sentimiento tan grande al cual hemos llamado Amor, porque esto estará a tu lado sólo algunos años y los sentimientos estan por Siempre.
Esa persona que está contigo en las buenas y en las malas, que con tan solo una mirada puede saber si estás mal, que con tal solo una caricia hace que vuelvas a nacer, que sabes que te quiere tanto que te da miedo de fallarle; esa persona está enamorada de ti realmente, esa persona aunque pase el tiempo y te hagas viejo y gordo seguirá enamorada de ti, para ella seguirás siendo la persona más bella del mundo...
No pierdas a esa persona que solo llega una vez, que cuando te das cuenta que era el amor de tu vida, puede ser demasiado tarde y desde ese momento tu vida dará un giro tan grande que nunca te podrás reponer. Si no estás enamorado trata de hacerlo de la persona correcta, imagina tus próximos 50 años a su lado y date cuenta de si es lo que en realidad quieres para ti, si es la persona correcta para formar una familia contigo, para levantarte de tus fracasos y para festejar contigo tus logros. Toma la decisión hasta que estés completamente seguro, ya que puedes ganar tanto o en el lado triste perder a esa persona que aunque el tiempo pase no podrás olvidar.