2009/11/25


Te tomé de la mano, estaba fría, no me importó nada ni nadie, te dí un beso...no hubo movimiento alguno, no había vida, no había nada. Tu cuerpo yacía en la calle, llovía y las luces de los faros reflejándose en lo negro del asfalto fueron el cielo estrellado que te recibió. Y me quedé solo, el asfalto se volvió inmenso, la lluvia parecía diluir los colores de las luces que se reflejaban en él, eran estrellas titilantes, un universo negro y frío. El silencio que por minutos me invadió, se rompió poco a poco, primero fueron murmullos, después el sonido de los autos que se deslizaban por la avenida. Fue como subirle el volumen a la realidad que me rodeaba, a cada objeto que se movía, a cada persona que hablaba. Es extraño como nuestra mente puede opacarlo todo y dejar solo los pensamientos a todo volumen.Tu cuerpo yacía muerto junto al mío, yo de rodillas, quise ser el cielo, para recibirte.

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