Te amo.. te odio..

Hay veces en la vida en las que tenemos muchísimas preguntas para todo cuanto nos ocurre, pero las respuestas nunca llegan cuando las deseamos, llegan cuando menos se nos las esperamos…

Hoy les traigo una historia real, de una valiente mujer que supo enfrentar la infidelidad de aquel a quien creyó cuando le prometió serle fiel toda la vida.

Tú eras todo cuanto yo amaba en la vida, teníamos un hogar juntos, habíamos planeado toda nuestra vida, pensábamos que todo era perfecto, pero aprendí que no se debe soñar más allá de los sueños porque éstos te hacen daño cuando no se cumplen.

Un día cualquiera ya no eras el mismo, llegabas tarde a casa, las explicaciones de tu tardanza eran cada vez menos creíbles, y yo me fui fui sumiendo en una profunda tristeza. Dejé de poder ver a nuestra hija.

Triste e inagotablemente cada día esperaba tu regreso hasta que una luz entró a mi vida y me dije, “algo no está bien, algo pasa”. Tus teléfonos móviles siempre estaban apagados cuando estabas en casa, tu trabajo cada vez te requería más tiempo fuera, y fue allí que me engañaste, me fuiste infiel, te fuiste en brazos de otra mujer más joven que yo. Me percaté de todos tus juegos, destruíste mi vida y la de nuestra hija, no supiste cumplir con tus promesas ni para mí ni para Dios. Te enredaste en el más sucio de los juegos, y fue serme infiel.

Yo que sólo sabía amarte, que tú y nuestro hogar era todo lo que había soñado para nuestras vidas…

¿Recuerdas cuántos planes hacíamos respecto a nosotros dos?
La casa de campo en el que pasaríamos nuestros años dorados… toda mi vida se me fue derrumbando, ya no tenía ganas de nada, y cuando te lo pregunté no supiste negarlo, en tus ojos encontré la verdad, amabas a otra mujer que no era yo.

¡Cuántos sueños rotos, cuántas noches sin dormir! No sólo mataste mi vida sino la de nuestra hija y nuestras familias. Te creíamos ejemplo de hombre pero en realidad no eras tal, sólo eras un hombre corriente, un hombre normal, como cualquier otro. Un hombre que apenas ve otros ojos corre en pos de la aventura sin pensar que con el tiempo las cosas siempre pasarán factura. De esta historia ya ha pasado tiempo, cuando viste que me perdías volviste a casa, derrotado, porque tampoco ella era libre, ¿y qué esperabas, que una mujer soltera estuviese contigo?

Sí, los años pasan para mí y pasan para todos… En este tiempo he procurado canalizar mis tristezas para intentar construir allí donde tú destruiste. Por mi hija, por mi propio bienestar, y hoy cuando te miro sé que te amo aún, pero también odio lo que me has hecho.

Algo muy curioso ocurrió hace poco, te lo contaré porque sé que me leerás. Por esas cosas de la vida me llegaron fotos de tu amante y quedé completamente anonadada pues imaginaba que me cambiabas por alguien superior a mí, o al menos alguien de quien yo pudiera reconocer belleza. Pero no era así.

En un primer momento saber que era menos que yo me contentó.
Pero lo conversé con una buena amistad la cual me abrió los ojos, realmente no se trata de si es mejor o peor que yo, el engaño es igual, tú me fuiste infiel y no puedo olvidar ese dolor.

Sigo a tu lado, pero no olvido ese dolor que me causaste, y fue nuestra propia hija que me dijo “¿qué importa si es linda o no lo es? Tú debes estar tranquila que no has sido tu la que fallaste, fue mi padre, pero yo no lo puedo juzgar porque es mi padre. Tú sí que puedes porque es tu esposo, pero si has podido vivir todos estos años con ese dolor que parecía que ya se marchitaba, déjalo ir”.

Y así será, dejaré pasar estas penas que aún duelen y trataré de reconstruir donde tú destruiste. Pero no podré olvidar lo que un día me hiciste, pues si lo olvido me volveré a descuidar y acabar confiando demasiado, y eso ya no me lo puedo volver a permitir.

Cuando recuerdo todo cuanto he pasado quisiera olvidar y pensar que fue un mal sueño. Pero no es así, ocurrió realmente. Hoy quiero seguir con mi vida, sé que ya no estás con ella, pero no sé si las has olvidado, pues si yo no he podido ¿por qué lo harías tú?

Hoy trataré de llevar nuestro hogar por el bien de todos, y olvidaré esas fotos que llegaron a mí porque si las sigo mirando no voy a querer perdonarte, y quiero hacerlo.

Sólo fuiste un hombre, nada más, uno entre tantos, no eres nada especial.
Sólo un hombre, y yo toda una mujer que vale porque sé perdonar y construir donde tú has destruido. Eso son detalles que nos diferencian.

(Aut:shoshan)